viernes, 19 de octubre de 2012


Chuqui Chuqui, Sucre, Bolivia.

“Sin trabajo en equipo no hay nada”

Jhonny Iglesias ronda los 40 años y dedica la vida a su vocación, atiende en el pueblo de Chuqui Chuqui del departamento de Sucre y a sus 11 comunidades aledañas. A él le gustaría estar en la cuidad para estar más cerca de su familia, pero la fuerza de su vocación hace que este deseo se postergue, entregándose por completo a sus pacientes en este pequeño pueblo rural.
1.     ¿Cuáles son las enfermedades o trastornos que suele atender como médico?

Nosotros somos dos médicos trabajando aquí. Atendemos a tres grupos de personas, que podríamos dividir de la siguiente manera: Niños menores de 5 años de edad, que reciben lo que se llama SUMI (Seguro Universal Materno Infantil). Las enfermedades o problemáticas principales de este grupo son las diarreas y los resfríos. Por otro lado, atendemos a personas normales. Este grupo puede presentar cualquier tipo de enfermedades, hay de todo. Desde cuestiones de presión arterial, problemas cardíacos o con el tubo digestivo, etc. Y por último, el grupo de personas mayores a 60 años, estos también reciben un seguro de salud. Generalmente acuden al hospital por problemas nerviosos, neurológicos y articulares, como las artritis.
Y en cuestión de género, las mujeres en edad fértil suelen presentan infecciones en la vagina y en el cuello uterino (lo que se llama cervisitis). La causa de esto se debe a la falta de higiene.

2.     ¿Hay alguna problemática de salud típica de la zona, que afecte a los tres grupos?

Aquí tenemos una prevalencia altísima del Mal de Chagas, hay muchísimas vinchucas en la zona. Por suerte la incidencia de esta enfermedad está bajando, el tema está mejorando gracias a la gran cantidad de programas de prevención y promoción, están fumigando, se están mejorando las viviendas de la gente, entre otras cosas.

3.     ¿Cuántos pacientes atiende mensualmente aproximadamente?

Atendemos un total de 300 y 400 pacientes aproximadamente. La gente ha tomado conciencia de la importancia que tiene acudir al centro de salud. Antes se curaban en sus casas, con medicinas caseras, hierbas, plantas, huevos. En la actualidad tenemos que interactuar con los médicos curanderos, propios de las comunidades indígenas de la zona. Esta es una política nueva, instaurada según la nueva constitución que propulsó Evo Morales. Aquí, entonces, debería haber un médico curandero, trabajando inter disciplinariamente, pero todavía no ha sido asignado nadie. Esta medida se va implementando de a poco, lentamente. Nosotros hemos estudiado medicina científica pero he visto que algunas cosas de la medicina casera son efectivas. No sé si estoy de acuerdo con esta nueva medida, pero hay que hacer lo que el gobierno propone.
Tenemos que actuar inter-cultural e inter-comunitariamente, de acuerdo a los usos y costumbres del lugar, respetando la cultura. 

 4.     ¿Cuáles son las herramientas con las que cuenta para realizar su trabajo? ¿Cree que son suficientes?

Aquí en Bolivia hay tres niveles de hospitales. Nuestro centro de salud pertenece al  primer nivel, donde contamos con los elementos más básicos para trabajar. Lo que requerimos no lo tenemos, pero lo básico sí. Ni la farmacia está bien surtida. Faltan medicamentos y tenemos que darles a los pacientes una receta extra para que vayan a Sucre. En  tecnología tenemos muchísimas falencias, no tenemos un ecógrafo ni los tubos de oxígeno funcionan. Como medio de transporte tenemos una ambulancia y una moto.
El segundo nivel de hospitales se encuentra, por ejemplo, en Sucre y ciudades intermedias. Cuentan con las cuatro especialidades médicas: cirugía, pediatría, ginecología y medicina interna. Por último, el tercer nivel de centros, serían los más evolucionados y cuentan con todas las especialidades.
Puedo decir que personal de trabajo aquí no falta, estamos bien cubiertos. Somos dos médicos y varias enfermeras.

5. ¿Trabajan inter-disciplinariamente?

Se trabaja en equipo aquí, con enfermería, farmacia, odontología y laboratorio. En algunos lugares el trabajo en equipo no funciona, pero aquí por suerte sí. Si no hay equipo no hay nada.
Con el otro médico nos turnamos para hacer guardias pasivas. He estado en otros hospitales donde las guardias las hacíamos dentro del mismo hospital. Teníamos comida, pero aquí es imposible porque no hay presupuesto para eso, no hay cocinera.

6. ¿Cuál es el rol del Estado en este centro de salud?

Nosotros como hospital dependemos de la alcaldía de Sucre, pero en la coyuntura actual el gobierno se está metiendo en todo. Hay puntos positivos y otros negativos. Por ejemplo, el Estado otorga a las mujeres embarazadas un bono que se llama “Juana Azurduy”. Es para las madres e hijos de hasta dos años de edad, es una manera de estimular que vengan al centro de salud, que tengan partos menos riesgosos y los niños crezcan más sanos. El tema es que a veces, estos bonos no van a parar a las personas destinadas, en muchas ocasiones se los queda el hombre. También el Estado otorga bonos a los más viejitos y a los niños en la escuela, lo que se llama bono “Juancito Pinto”.
Supuestamente aquí iban a construir un hospital de segundo nivel, nosotros, mientras tanto, nos trasladaríamos a una casita arriba. Pero a la licitación la han declarado “desierta”, esto quiere decir que comenzaron a hacer las demoliciones afuera y ahora ha quedado en la nada. No sabemos si la construcción empezará de nuevo, veremos… 
7.¿Continúa capacitándose como profesional? ¿Cree que es importante?

Jamás termina el aprendizaje del médico. El médico tiene que leer mínimo dos horas por día, eso no es difícil.
Además nosotros acudimos a cursos que son obligatorios, en Sucre, nos turnamos para ir con el otro médico. Son cursos sobre diferentes temas, enfermedades, tecnología, etc. Por ejemplo, ahora se ha creado un software para la atención primaria para la salud, la información de los pacientes va a ir en este nuevo archivo.

8. ¿Cuándo se dio cuenta que quería ser médico?

Desde chango (niño) que quería ser médico, siempre hablé de la medicina. En mi casa decían “Déjenlo nomás es chango, va a cambiar luego”. Y aquí estoy (ríe).
Comencé a estudiar medicina cuando terminé la escuela. En cuarto año de la carrera dejé porque me casé. Luego de diez años retomé los estudios y finalmente me recibí de médico general, con título de cirujano. Desde que me recibí que trabajo en las provincias. Me gusta la medicina y puede ser aquí, como médico rural o en la ciudad. En Sucre tengo a mi familia, mis hijas y me gustaría poder trabajar allí, pero es más complicado entrar. Igualmente, no me hago ningún problema, estoy felíz y a gusto aquí.

9. ¿Qué es lo que más disfruta de su profesión?

Lo que más disfruto es servir a la comunidad, eso me hace sentir felíz, mejorar la calidad de vida de la gente. La amabilidad de la gente del campo es mucha más que la gente de la ciudad. Allí las personas son más atrevidas creo, aquí hay más respeto por el médico, nos quieren mucho y cuando los atendés bien, te lo demuestran. A mi me gusta tratar a la gente de manera personal, cálidamente y eso les gusta. 
 Siendo Bolivia un país cuyos índices de pobreza y de mortalidad infantil son inversamente proporcionales a la riqueza natural que posee, es necesario que los médicos se dediquen a su labor con la fuerza y voluntad con que se entrega Jhonny Iglesias. De esta manera las cosas pueden mejorar para la enorme cantidad de pacientes que esperan ser bien atendidos en los más recónditos rincones de todo el país, por tener un trato digno y confiable, como el que este médico demuestra dar a cada una de las personas que se acerca al centro de salud de Chuqui-Chuqui.


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